Willebroek es una pequeña ciudad de más de, 26000 habitantes, más conocida porque hay que atravesarla para llegar al campo de concentración de Breendonk, el cual solo se encuentra a 20 minutos de la estación de tren de la ciudad. Sí, duda una de nuestras sorpresas en nuestra ruta por Bélgica.
Historia de Willebroek
El nombre de esta pequeña ciudad ya se conocía así allá por 1180, la cual significa «asentamiento en marisma salvaje». Destaca porque está conectado por un canal que se puede navegar hasta Bruselas. La ciudad se vio muy castigada durante la II Guerra Mundial y buena cuenta de ello da el campo de concentración de Breendonk.
Qué ver en Willebroek
Esta pequeña ciudad tiene algunos elementos destacados, sobre todo si vas de excursión.
Puente de Buda
Este puente móvil vertical de 43 metros de alto y 330 de ancho es quizás es uno de los elementos más llamativos de la ciudad. Fue inaugurado en 1955 sustituyendo un antiguo puente destruido durante la II Guerra Mundial. Su nombre proviene de una antigua granja donde el ejército austriaco venció al otomano en la ciudad de Buda, situada en la parte oeste de Budapest. Guarda un gran parecido con uno de los grandes puentes de Rotterdam.
Iglesia de San Nicolás
Ubicada muy cerca de la parada de tren, es otro de los lugares que podemos pararnos a visitar y fotografiar, ya que destaca frente al resto de casa mucho más modernistas.
El resto del pueblo es muy recomendable dar una vuelta, pues parece un sitio sacado de una película. Además de camino al campo de concentración de Breendonk vamos a encontrar algunas casas con un buzón de correos bastante curiosos. No dudéis en fotografiarlo todo.
Además, si queréis comprar algo, en la ciudad vamos a tener grandes superficies comerciales.