El Templo del Dragón también es conocido en Tailandia como Wat Samphran aunque su nombre original era Wat Buddha Pawana. Mucho de los que viajamos hasta este lugar lo hacemos por su gran parecido con Shen Long de Dragon Ball. Detrás de este hay una turbulenta historia y paseando por sus alrededores hay un aura un tanto oscura que pone los pelos de puntas.
Cómo llegar y volver del Templo del Dragón
Está situado en la provincia de Nakhon Pathom a uno 40 kilómetros de Bangkok. Nosotros llegamos a través de la aplicación Grab, que es similar a Uber. En menos de 30 minutos estábamos en allí por unos 14 €. También salen furgonetas desde Centro comercial Pata Pinklao. Otra opción es hacer ciertas combinaciones de autobuses bastante complicadas. Otra forma de llegar es a través de una excursión contratada compartida con otros sitios. Al final deducimos optar por tomar un Grab y llegar rápido al sitio.
A la vuelta cogimos un bus enfrente de la Royal Police Cadet Adacemy por unos 35 bahts (1 € más o menos). Nos dejó cerca de un centro comercial Central Plaza, a unos 5 kilómetros del centro de Bangkok. Dentro de este éramos los únicos occidentales.
Historia del Templo del Dragón
Si hay algo que nos llamó la atención del Wat Samphran es el ambiente tan enrarecido que se respira. Es algo inexplicable, pero al caminar por los alrededores del templo parecía que no estábamos solos, aunque no hubiese nadie a nuestro alrededor. Quizás solamente sean cosas nuestras o podíamos estar sugestionados por la historia del templo.
Detrás de su historia hay unos sucesos más escandalosos del budismo tailandés. Cuenta la leyenda que el monje fundador del templo Phra Jam Long pasó 38 días en un ataúd sin respirar y sin que le latiera el corazón para luego despertar. Pero hay una historia mucho más terrorífica de la cual sería protagonista de nuevo el monje. Durante muchos años este abusaría de 6 niñas criadas en el templo durante años. Por esto sería condenado a 160 años de cárcel junto a algunas monjas que lo estaban encubriendo y ayudando.
A raíz de esto, el templo cambio de nombre y de Wat Buddha Pawana, paso a denominarse Wat Samphran, el nombre actual. La entrada es gratuita, aunque en la puerta te pedirán donativos. Además, podremos probar suerte tirando unas monedas a en la fuente de la entrada y pedir un deseo si aciertas en la boca de los dragones o golpeas la campana.
El templo del Dragon
Al entrar en el templo, otra de las monjas intentará vender una especie de tela en la que debemos escribir nuestro nombre y una vez arriba la ataremos a la barba del dragón o en alguno de los barrotes de la azotea. Mientras subimos podemos ver diferentes tipos de estatuas muy interesantes. Ya en la azotea podemos ver y acariciar la cabeza del dragón y observar los alrededores como el gran buda del templo cercano.
Al bajar nos acercamos al templo aledaño, el cual está habitado mayormente por monjas. Las losetas que nos llevan hasta el templo están marcadas con las huellas de manos y pies de algunos de los monjes que viven o han vivido allí.
En los alrededores podemos cruzar por el interior de una gigantesca escultura de una tortuga saliendo por su boca. Esta nos dejará en un lugar donde podremos ver la escultura de un gran elefante blanco.
Por los alrededores nos encontramos con algunos sitios inquietantes, como el lago con un barco abandonado. O un autobús completamente destrozado entre los árboles.
Consejo fotográfico
La mejor manera de fotografiar este templo es con un dron. Como todos no tenemos dron tenemos que buscar una buena alternativa para captar este y sus alrededores.
Cuando nos fuimos del templo, vimos unos pequeños puestos donde comprar y comer algo. No paramos en estos y nos alejamos para entrar en un mercado nada turístico donde solo compra la gente de la zona.
Por cierto, si hace mucho calor y más humedad de lo normal, llévate repelente porque si no los mosquitos te comerán.